Con motivo de la Copa del Mundo de Futsal de la FIFA del año 2000, Guatemala tuvo una irrupción en el desarrollo de esta especialidad del fútbol. Al ser anfitrión e impulsar la edificación del Domo Polideportivo en la zona 13 y las mejoras recibidas al gimnasio Teodoro Palacios Flores, en la zona 5.

Tras la Copa del Mundo, en la que la participación fue compleja desde el punto de vista que se recibieron sendas goleadas, tuvieron que pasar ocho años para que el azul y blanco visara su boleto al Mundial de Tailandia y desde entonces lo ha hecho de forma consecutiva en las últimas cuatro Copas del Mundo.

De hecho, uno de los promotores fue Gerardo Paiz, actual presidente de la Fedefut, quien se inmiscuyó en el balompié chapín mediante esta disciplina.

Ahora bien, aparece un nuevo desafío y es competir por uno de los cuatro boletos al Mundial de Kazajistán 2024, con la gran atenuante que esta vez el premundial no se desarrollará en nuestro país sino será en el hermoso y moderno polideportivo Alexis Arguello en Managua, Nicaragua.

En los últimos años el futsal de la región ha incrementado su nivel. Ya Guatemala no le gana con tanta facilidad, es más se les complica a algunos rivales como El Salvador y Nicaragua que han tenido un crecimiento importante.

Este premundial marcará también un parámetro del recambio generacional que ha tenido Guatemala y será un pulso importante para validar credenciales del desarrollo o estancamiento que ha tenido el futsal en nuestro país.

Anhelo que los muchachos puedan conseguir esa clasificación, sin embargo, de no conseguirlo siempre será una buena oportunidad para replantear desarrollar el futsal no solamente en la región metropolitana sino en todo el país. Como dijera el gran Rubén Amorín, ahí se las dejo picando.

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