En el 2003 vi una de las mejores selecciones sub-17 de Guatemala, y le doy ese calificativo porque individualmente muchos futbolistas se consolidaron como profesionales y algunos alcanzaron a destacar, incluso en la Selección Mayor.

Ese es es al final el propósito de estas categorías. Sin embargo, no alcanzó el objetivo.

Esa escuadra guatemalteca era dirigida por el brasileño Pablo Barroso y le tocó que ser anfitrión en la cuadrangular de la Concacaf que se desarrolló en el estadio Nacional Mateo Flores rumbo a Finlandia 2003.

Ese equipo nacional contaba con jugadores que ya prometían para ese entonces, como Ricardo Jerez, que incluso ya había tenido una pasantía en Toluca por aquel entonces, a Edson Arriola, Luis Alay, José Manuel Contreras, Johnny Jefferson Brown y Luis Pedro Cos, entre otros que recuerdo.

En ese entonces, el primer lugar avanzaba a la Copa del Mundo de la FIFA, y el segundo puesto jugaba repechaje.

Pues bien, Guatemala tenía todo para avanzar a la siguiente ronda, pero se topó con una gran selección de Estados Unidos liderada por Freddy Adú y Jamaica que le complicó al azul y blanco y terminó ganándole. De hecho, el último partido lo tuvo Guatemala contra Estados Unidos y perdimos 3 a 0. A pesar de aquel buen equipo que tuvo la azul y blanco, terminó en el último lugar, tras solo empatar 1-1 ante El Salvador.

¿Por qué traigo al contexto actual a esa Selección? Porque hoy Guatemala vuelve a ser local en un premundial, y si bien es cierto no tiene una potencia como Estados Unidos, sí tiene una escuadra como Haití que ya sabe qué es ir a dos Copas del Mundo Sub-17 y que tiene de rivales a escuadras caribeñas que siempre nos complican.

Hoy, sólo el primer lugar se queda con el boleto al Mundial de Catar 2025. No será fácil.

El técnico Rigoberto Gómez tiene un proceso bastante bien llevado con campamentos interesantes en Costa Rica, México, El Salvador, en los que ha probado decenas de futbolistas que militan acá en equipos locales y jóvenes que están en el extranjero.

Sin embargo, no se les puede cargar el peso de la historia a los patojos, quienes en su gran mayoría han llevado procesos guiados por sus familiares más que propios de la estructura de un club.

Le deseo lo mejor a esta Selección Sub-17 y que su principal presión sea el desafío de sacar su mejor versión. ¡Éxitos patojos!

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