La Selección Nacional de Guatemala vuelve a escena y lo hace en un contexto emocional complejo. La herida del fracaso de no haber clasificado a la Copa del Mundo United 2026 sigue abierta, aún duele y todavía no termina de sanar.
Sin embargo, el fútbol no se detiene y la Fedefut confirmó un nuevo punto de partida: el partido ante Canadá, el próximo 17 de enero en el BMO Stadium de Los Ángeles, California.

Este encuentro marcará el inicio de la segunda etapa de Luis Fernando Tena al frente de la Azul y Blanco, y no será ante cualquier rival. Canadá, dirigida por Jesse Marsch, es una selección que será anfitriona del próximo Mundial junto a Estados Unidos y México, viene de jugar Qatar 2022 y ha mostrado una evolución sostenida en torneos recientes como la Copa América. Es un rival exigente, de alto nivel y con un proceso claramente definido.

El duelo inevitablemente remite a la memoria colectiva del aficionado guatemalteco. La histórica batalla de Minneapolis, en la pasada Copa Oro, sigue fresca: empate 1-1 y clasificación en penales gracias a la figura de Kenderson Navarro y la ejecución decisiva de José Morales. Aquella noche marcó uno de los puntos más altos del proceso reciente.
Ahora, el foco debe estar en el futuro. Para este nuevo ciclo, considero que es momento de tomar decisiones firmes: agradecer a algunos futbolistas que, por edad y rendimiento, alcanzaron su pico en la pasada eliminatoria, y abrir espacio para nuevas caras. Guatemala necesita comenzar a construir pensando en la Liga de Naciones, la próxima Copa Oro y, sobre todo, la eliminatoria rumbo al Mundial de 2030.

Enfrentar a selecciones mejor posicionadas en el ranking siempre será positivo. Canadá se mantiene en el puesto 27 del mundo; Guatemala ronda el lugar 94, una posición aceptable, aunque claramente insuficiente para el objetivo que se escapó. El reto es grande, pero necesario.

Este partido no borra lo ocurrido, pero sí puede marcar el rumbo de lo que viene. Y ahí, en esa transición, está la verdadera importancia del Guatemala vs Canadá.






Deja un comentario